¡Hola trotamundos!
Hace unos días tuve visita de nuevo. Un par de Canarios decidieron darse el salto, total «son solo un par de horas en avión» 😀 La pena es que me coincidió con la entrega en el trabajo, pero esta bloggera no pierde oportunidad de hacer, aunque sea, una pequeña excursión. Con tres canarios y un arequipeño, el fin de semana prometía.
Así que alquilamos un coche el sábado por la mañana y un par de horas después estábamos en carretera, rumbo directo a Sopron. Se trata de un pueblo en la frontera con Austria, donde fabrican la «Soproni».
El pueblo es pequeñito, pero tiene mucho encanto. Eso si, ¿la foto que sale en las guías de viaje? Eso es el pueblo :P. Pero tiene un encanto único.
Cuando llegamos, eran cerca de las 9 de la noche, asi que fuimos directos al albergue juvenil. Tiene parking privado y está a unos 10 o 15 minutos del centro. Aunque lo de «juvenil»…puede que fuera una coincidencia, pero la edad media sobrepasaba los 70! Nosotros creamos un pico en el gráfico ¡pero por abajo! El hombre que estaba en la recepción era un abuelito encantador que no hablaba nada de inglés, ni ninguno de los idiomas que conocemos, así que me tocó poner en práctica mis clases de húngaro y hacerme entender. La cosa no iría tan mal cuando obtuvimos una habitación de 6 para nosotros 4, sin tener que pagar por las personas sobrantes (es una práctica muy común en los albergues). La verdad es que el sitio estaba limpio y la atención al cliente fue muy buena, aunque no tienen desayuno y los baños son compartidos.
Sopron, como pueblito, lo considero un «must» de Hungría.
La plaza principal es una maravilla, y en el restaurante (si,si EL) se come muy bien. Además el pueblo cuenta con varios rincones idílicos, que te tropiezas simplemente paseando por el centro mientras desayunas por menos de 50cent.
Una vez visto el pueblo y con las barriguitas llenas, pusimos rumbo a Fertö-tó. Es un lago que tiene frontera con 2 países (Austria y Hungría). Pero al salir del pueblo, ¡ups! Me equivoqué de salida (al gps lo tenia loco jajaja), pero que gran y maravillosa equivocación. Cogimos una carretera super bonita que nos llevó hasta Fertörákos, que está cerca del lago.
Ahí cogimos el desvío y de camino nos encontramos con la casa de Harry Potter! Jajaja.
Cuando llegamos al lago, nos quedamos boquiabiertos. Era como estar en casa, pero con agua dulce. Pagamos por una hora el parking (se paga a la entrada), y fue poco tiempo.
Pero si queríamos aprovechar el día, había que ponerse en camino. La idea era ir hasta Esztergom bordeando el Danubio, pero ya era casi la hora de almorzar, asi que decidimos coger la autopista hasta Tatabánya y de ahí subimos por otra carretera increible. Adoro conducir y las carreteras secundarias de Hungría se prestan a ello! Creo que la palabra «disfrutar» se queda corta. Peero, volvimos a perdernos. Esta vez no fue tan agradable como la anterior, aunque en seguida recuperamos el rumbo y llegamos a Esztergom. Este pueblo está a orillas del Danubio y tiene una de las Basílicas más impresionantes que he visto nunca.
Pero no se si impresiona más por su arquitectura o por su localización: se encuentra en lo alto de una colina y desde ella se tiene una panorámica completa de Eslovaquia.
Ahora, el interior es super frio! Bueeeno, hacía calor y se agradecía el fresquito, pero en invierno llevaos bufanda y guantes para entrar 😉 ¿Recordáis la Basílica de San Esteban, en Budapest, donde está la mano momificada del santo? Pues aquí podemos ver su calavera…yo no se en cuantas partes han repartido a este pobre hombre. Lo mismo, en la próxima iglesia me encuentro su rodilla, quién sabe! Asi que hicimos la visita reglamentaria por el pueblo, comimos uns bocadillos mirando a Eslovaquia y nos pusimos en marcha hacia Viségrad. Se trata de un pueblo pequeñito, supuestamente, de estilo medieval, que también está a orillas del Danubio. Es famoso por su castillo, sus vistas, sus toboganes y su pista de esquí. ¡Había gente esquiando sobre hierba! Y ni que decir sobre las vistas…
Visto Visegrad, pusimos rumbo a Szetendre, que está a una media hora de Budapest pero decidimos no entrar. Había un tráfico horrible y estábamos cansados. Aún así es un pueblito que recomiendo. No es muy grande y hay trenes de cercanías con bastante frecuencia desde la capital. El centro es chiquitito pero acogedor y el paseo a la orilla del Danubio, inmejorable.
Ha sido un fin de semana estupendo. Hungría tiene rincones increibles que jamás se me hubieran pasado por la cabeza. Es un pais que aun no ha sido descubierto, asi que aprovechad antes de que lo saturen de turistas.
Como siempre,
Xoxoxox
Hostal sopron: «Vakacio Youth Hostel»
Kilometros recorridos: 619 km
Precio gasolina: aprox. 1’40€/l